Caras de
tristeza, una situación inesperada. Juan Cuesta acababa de
comentarles a sus vecinos que el edificio estaba con termitas y que
tenían que abandonarlo. Todos le vendieron su piso a Rafael y
comenzaron a sacar sus cosas. Una vez sacadas todas las cosas, Mauri
comenzó a decir que igual lo de que el edificio tenía termitas era
mentira.
Emilio, Juan,
Marisa, Coque, Mariano y Mauri desafiaron a los del ayuntamiento y
subieron al 1ºB a decir que iban a abrir una investigación para
saber la verdad sobre el edificio. En ese momento Rafael no tuvo más
remedio que confesar, por miedo, que lo de las termitas era mentira,
que todo había sido cosa suya para poder conseguir los pisos.
En ese momento,
Isabel y Belén se abalanzaron sobre Rafael para conseguir los
contratos de venta y los rompieron. Todos los vecinos le tiraron el
cheque a la cara. Rafael se fue fatal tras ver que su plan había
fracasado. Maria Jesús estaba algo decepcionada con Rafael, pero
decidió acompañarle para que le diese una explicación. Los vecinos
estaban muy contentos, ya que habían recuperado sus casas.
Estaban todos
contentos, menos Higinio, por no volver a subir todas las cosas
arriba. Ahora, Mariano no sabía si irse con Leonor a Marbella. Los
vecinos organizaron una gran fiesta en casa de Mauri para celebrar
que el edificio no se iba a caer y que ellos iban a continuar en el
edificio. Al día siguiente, la mayoría se despertó con resaca, era
el día después…
Emilio se
despertó en la puerta del cuarto de contadores con una resaca del
quince.
-Madre mía qué
resaca-dijo Emilio-, ¡y cómo está el portal! Bueno, yo digo que
han sido unos que han hecho botellón, si nadie se acordará de lo
que ha pasado. ¡Papá tómate el kigüi…¿Papá?
Belén se había
despertado pero estaba algo triste: Ana y Bea se habían ido al piso
que se habían comprado en las afueras. Estaba triste, a pesar de que
el juez la había dado como insolvente en el caso de la estafa al
seguro. En ese momento llamaron al timbre: era Emilio.
-Emilio, ¿qué
quieres?-dijo Belén-, ya te dije que no quería volver a verte salvo
cuando nos divorciemos.
-Ya sé lo que
me dijiste-dijo Emilio-, pero es que estoy muy mal: mi padre
finalmente se ha ido a vivir a Marbella con Leonor.
-Lo siento
mucho-dijo Belén-, pasa.
Los dos se
sentaron en el sofá del salón.
-Yo también
estoy triste-dijo Belén-, Ana y Bea se han ido. Me siento sola.
-No estás
sola-dijo Emilio-, me tienes a mí.
-No me ralles la
cabeza-dijo Belén-, ya te dije que no me iba a quedar ni contigo ni
con Paco.
-Belén-dijo
Emilio-, no puedo vivir sin ti, ahora que los dos estamos solos.
En ese momento
Belén y Emilio se besaron. Paco estaba dolido tras el rechazo de
Belén, pero al menos tenía el consuelo de que también había
rechazado a Emilio, a pesar de que volvían a ser amigos.
Marisa, Concha y
Vicenta tenían un problema: los del hotel de Benidorm las dijeron
que no se podía anular la reserva, y que tenían que pagar el primer
mes. Marisa y Vicenta le pidieron a Concha que lo pagase ella del
dinero de debajo del colchón.
Mauri y Fernando
estaban felices de haberse podido quedar en el edificio, pero no
dejaban de pensar en lo lejos que ahora iban a estar Ana y Bea, y
sobre todo, Ezequiel.
Juan colgaba en
ese momento el teléfono. Había recibido una llamada de Natalia
desde Cuba, donde estaba con Yago. Isabel se despertaba tras haberse
pasado toda la noche en vela, no por la fiesta, si no por la niña.
Josemi estaba contento de haberse quedado en el edificio, ya que
ahora podría volver a intentar algo con Candela.
Maria Jesús
había decidido romper con Rafael, ya que era un hombre que tenía
maldad sobre la gente, y eso no le gustaba. En ese momento entraba en
el 3ºB y descubría a Belén y Emilio acostándose. Rafael fue al
edificio a colgar el cartel de “se vende” en el 3ºA. Él y Maria
Jesús no se dijeron ni hola.
Maria Jesús fue
como loca al 2ºB a comentarle a Mamen lo de Belén y Emilio. La
noticia se corrió tan rápido hasta que se enteró Paco, que subió
como loco al 3ºB y comenzó a pelearse con Emilio medio desnudo.
-¡Como la
guerra de chicas en el barro!-comentaba Marisa en la casa.
-¡Chicos parad
por favor!-dijo Belén.
-¡Eres una
zorra!-dijo Paco-, ¡dijiste que no ibas a elegir a ninguno de los
dos!
-Y lo mantengo
Paco-dijo Belén-, no sé lo que me ha pasado.
-Nunca sabes lo
que te ha pasado con Emilio-dijo Paco-, podéis hacer lo que queráis.
A mí ya me da igual.
Todos los
vecinos abandonaron la casa en ese momento detrás de Paco.
-Emilio por
favor vete-dijo Belén-, necesito estar sola.
Emilio abandonó
la casa mientras Belén se tumbó en la cama a pensar. Juan e Isabel
estaban contentos por tener la casa con la reforma terminada, pero
Yamiley no dejaba de llorar en todo momento.
Emilio estaba en
la portería algo triste y mal por lo que había pasado, pero una voz
conocida hizo que olvidase eso:
-¡Papá!-dijo
Emilio-, ¿pero tú no estabas en Marbella?
-Estaba-dijo
Mariano-, me he cansado de tanto mar.
-¿Qué ha
pasado?-dijo Emilio.
-Que yo quería
una relación abierta-dijo Mariano-, y ella no. Por eso cuando me ha
visto con otra, se ha enfadado.
-¡Anda que a
quién se le ocurre!-dijo Emilio-, ya verás cuando se entere Mauri.
-¡Mariano!-dijo
Mauri entrando en la portería-, ¡le voy a partir la cara!
-¡Quieto
Mauri!-dijo Emilio-, ¡no seas agresivo!
-¡¿Pero cómo
no quieres que sea agresivo?!-dijo Mauri-, ¡le ha puesto los cuernos
a mi madre!
-¡Y ella se los
puso a tu padre!-dijo Mariano-, que en paz descanse.
-Ya nos
veremos-dijo Mauri abandonando la portería.
-¿Y cómo que
has vuelto conmigo?-dijo Emilio-, ¿me echabas de menos?
-Sí hombre-dijo
Mariano-, y lloraba… es que dices unas tonterías.
Marisa, Concha y
Vicenta pagaron la deuda del hotel de Benidorm mientras cotilleaban
el regreso de Mariano. Mauri entraba en casa después de haber tenido
una bronca con Mariano.
-No le
soporto-dijo Mauri-, este hombre es peor que el demonio.
-Déjale-dijo
Fernando-, algún día faltará y le echaremos de menos.
-Sobre todo
eso-dijo Mauri-, hay que ver Fernando que para ser mi marido me
conoces poco.
En ese momento
llamaron al timbre. Mauri abrió la puerta:
-¡¡Bea!!-dijo
Mauri.
-¡¿Qué haces
aquí?!-dijo Mauri-, ¡¿vuelves?!
-Hola Mauri-dijo
Bea-, me alegro de verte, a pesar de que no han pasado ni 24 horas
desde que me fui.
-Para mí ha
pasado una eternidad-dijo Mauri-, ¿y Ezequiel?
-Está con Ana
en casa-dijo Bea-, he venido para verte nada más… para veros.
-Gracias-dijo
Fernando.
-Pasa algo-dijo
Mauri-, te conozco muy bien Bea.
-La verdad es
que sí pasa algo-dijo Bea-, me enteré hace un mes pero no he
querido decírtelo.
-¿Qué
pasa?-dijo Mauri.
-El ministerio
se ha enterado de que soy lesbiana y que tú eres gay-dijo Bea.
-¿Y qué pasa
por eso?-dijo Mauri.
-Me han
amenazado con quitarme a Ezequiel-dijo Bea.
-¡¿Cómo?!-dijeron
Mauri y Fernando.
Belén estaba en
un mar de dudas ya que seguía sintiendo algo por Emilio, pero algo
le decía que todo volvería a ser como antes. Por ello decidió irse
con Alicia, como iba a hacer el día de antes. Sacó su teléfono y
la llamó, pero la melodía sonó en el rellano. Belén abrió la
puerta y se encontró a Alicia:
-¡Alicia!-dijo
Belén-, ¡¿qué haces aquí?!
-¿Cómo que qué
hago aquí?-dijo Alicia-, ¿qué haces tú aquí? Se supone que
tendrías que estar en Nueva York porque iban a tirar el edificio.
-¡Mierda!-dijo
Belén-, se me olvidó llamarte.
-Eso ya lo
veo-dijo Alicia-, ¿puedo pasar?
-Claro-dijo
Belén.
Las dos se
sentaron en el sofá. Belén notaba a Alicia algo cambiada, no
solamente físicamente, si no en su comportamiento.
-¿Al final te
vienes?-dijo Alicia.
-No lo sé-dijo
Belén-, es que tengo dudas.
-Con Emilio-dijo
Alicia-, seguro.
-Pues sí-dijo
Belén-, no sé si quedarme con él o irme contigo.
-Tú verás-dijo
Alicia-, pero yo creo que quedarte aquí es un error, y que debería
irte. Yo me tengo que ir, no sea que me pille algún periodista en un
barrio como este.
-¿El qué?-dijo
Belén.
-Llámame luego
para decirme si te vienes o no-dijo Alicia-, el vuelo sale mañana.
¡Adiós!
Alicia salió de
la casa. Belén ahora estaba más confundida que nunca, sin saber qué
hacer. Alicia abandonaba el portal cuando oyó una voz conocida.
-¡Alicia!-dijo
Paco.
-¡Paco!-dijo
Alicia-, ¡cuánto tiempo! Sigues igual.
-Tú
también-dijo Paco.
-¡Te has vuelto
loco!-dijo Alicia-, para nada soy como antes.
-Quería decir
que sigues siendo guapa-dijo Paco.
-¡Ah!-dijo
Alicia-, eso sin dudarlo. ¿Qué te pasa?
-Estoy
intentando olvidarme de Belén-dijo Paco.
-¿Belén?-dijo
Alicia-, ¿te has liado con ella?
-Sí-dijo Paco-,
después de casarme y divorciarme con otra.
-¡Joder!-dijo
Alicia-, anda que no han pasado cosas.
-¿Quieres que
te las cuente tomando algo?-dijo Paco.
-Vale-dijo
Alicia.
Los dos se
fueron a tomar algo mientras en el 1ºB las lágrimas corrían por
los rostros de Bea y Mauri.
-No puede
ser-dijo Mauri.
-Yo no quiero
asumirlo-dijo Bea-, no quiero que me quiten a mi hijo. He venido a
veros para ver si sabéis algo que pueda hacer.
-Tú eres la
madre biológica-dijo Fernando-, y Mauri el padre biológico. Os
aseguro que haré lo que esté en mi mano para que no os quiten a
Ezequiel.
-Gracias
Fernando-dijo Bea-, eres un gran apoyo.
En ese momento
sonó el móvil de Bea: era Ana.
-Dime Ana-dijo
Bea-…¡¡¡Qué!!! Voy para allá.
-¡¿Qué ha
pasado?!-dijo Mauri.
-Los servicios
sociales se han llevado a Ezequiel-dijo Bea.
-No puede
ser-dijo Fernando-, hay que ir al ayuntamiento. ¡Vamos!
La tarde había
caído sobre la calle Desengaño. Emilio estaba contento de que su
padre hubiese regresado, pero no podía dejar de pensar en Belén.
Juan estaba
intentando ver la tele con Isabel cuando apareció alguien conocido
por la puerta.
-¡Natalia!-dijo
Juan.
En ese momento
alguien abrió con una llave la puerta del 3ºA y encendió la luz.
Marisa, Concha y Vicenta decidieron ir al lugar donde se habían
enterrado las cenizas de Paloma para rezar por su alma, algo que aún
no habían hecho, pero la voz de Paloma sonó en sus oídos. Marisa,
Concha y Vicenta vieron al fantasma de Paloma…
-¡¿Paloma?!-dijeron
las tres cotillas.
Vicenta en ese
momento de desplomó en el suelo de un desmayo.
-Así es-dijo
Paloma-, me he aparecido a vosotras porque necesito que hagáis algo
por mí.
-¿El qué?-dijo
Concha.
-Matar a la
hierbas-dijo Paloma.
-¡¿Te has
vuelto loca?!-dijo Marisa.
-¡O lo hacéis
o me apareceré el resto de vuestra vida!-dijo Paloma-, aunque os
quede muy poca. ¡Tiene que ser ésta noche!
En ese momento
Paloma desapareció. Marisa y Concha no tenían más remedio: tenían
que matar a Isabel.
La noche había
caído sobre Desengaño 21. Mauri, Bea, Ana y Fernando estaban en el
ayuntamiento intentando recuperar a Ezequiel.
Juan estaba
encantado con el regreso de Natalia, pero sólo había regresado para
decirles que se iba a vivir a Cuba con Yago.
En ese momento,
Belén salió de casa y vio la puerta del 3ºA abierta. Cogió un
cuchillo y entró.
-¡¡Ladrones!!-dijo
Belén.
-¡Belén!-dijo
Lucía-, soy yo.
-¡¿Luci?!-dijo
Belén-, ¡has vuelto! ¿Y eso?
-Me aburría
mucho-dijo Lucía-, quería volver.
-Yo no sé si
irme porque no sé si quedarme con Emilio o irme con Alicia-dijo
Belén.
-Escucha a tu
corazón.
Mauri, Bea,
Fernando y Ana habían conseguido de nuevo a Ezequiel. Los cuatro se
despidieron y volvieron cada uno a su respectiva casa.
Belén fue al
videoclub a hablar con Paco y le descubrió en la trastienda con
Alicia follando.
-¡Ostias!-dijo
Belén.
En ese momento,
las supernenas entraban en la habitación de Isabel con un cuchillo
para matarla.
Gracias a
Isabel, decidieron no hacerlo. Belén había tomado una decisión: se
quedaba con Emilio.
Los habitantes
de Desengaño 21 comenzaban una nueva vida un día después del
posible fin de un edificio…
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